VALE LA PENA SIEMPRE

La música era un cielo desperezadamente azul como la inmensidad del mar invitando a las estrellas a acostarse en sus aguas profundas. Un fondo perfecto para esta primavera infinita. La nostalgia en la pared colgada en las sonrisas y los rostros de las mismas que habitan el sofá y repasan sentimientos. El tiempo imparable se acomoda en su memoria desnudando al alma y despierta la pasión con que vivieron; cuando había menos fuerzas pero el corazón se hizo valiente, grande como un continente, sincero y luchador en la flaqueza. Mirar en sus miradas, oír en sus oídos, sentir en sus latidos fue una lección universal de madre eterna, de hijas entregadas, de luces aún en las sombras, de vida llena y verdadera. En estas vivencias salpican las emociones, descubres que en nuestro mundo hay muchos dones, que hay razones para confiar. Que no hay esperanza pequeña. Que hay que llegar al final, siempre al final, porque al final siempre, SIEMPRE valdrá la pena.