Si..

Si buscas comprender... encuentras incomprensión. Si la incompresión se aleja ..cuál será la verdadera búsqueda.

DESHOJAR VERDADES

Deshojar verdades es el camino idóneo cuando ya te cansaste de andar por veredas y senderos conocidos. Cuando las piedras siguen incrustadas en las mismas señales que dejaste en el camino.
Aún hay mucho por descubrir al otro lado del bosque, donde el agua es cristalina y en el horizonte los cometas centellean. No es recomendable quedar varado, agachando la cabeza. Mira arriba, mira al cielo, las estrellas siempre orientan aunque su luz no brille con todo su esplendor.
No hay más ciego que el que oculta su mirada entre flores secas.
La sangre no puede privar el brote de la semilla, su crecimiento o su riega.
La espalda puede cargar con grandes pesos simplemente si se refleja el futuro en las pupilas.
El posible te grita solamente si comprendes que el dolor no es lo que ataca a tu tripa.

QUÉ ES...

Es la mezcla del estado que configura tu marcha. Es la amenaza que calma la actitud con la mesura. Es la palabra que escapa de la página o la pluma. Es todo y nada, es la espada, que rompe con otras vidas. Es el coral de las aguas que se enturbian con botellas, es el ruido que atropella cuando las olas te tapan. Es el sol de mediodía con la cerveza y la tapa, es la noche si te atrapa el fantasma del olvido. Es sin ser lo que antes era, es el ahora que espera, es la tarde enmascarada, es descanso, es la parada que te empuja con más fuerza.

DESDE QUE SUELTAS LA TIZA

Desde que sueltas la tiza, o incluso aún con las manos manchadas te cuestionas tantas cosas, tantos por qués y tantas dudas que sobran razones para ser mediocre. Resistir la tentación en días grises es un esfuerzo añadido a la tarea diaria. Las palabras se atascan, se enredan en la orilla de los conocimientos, no consiguen hacer mella en el pozo de la memoria. No existen mapas, brújulas, ni rutas de navegación seguras cuando los temporales aparecen sin previo aviso. Y la parte de pirata que se presupone debemos todos llevar dentro es la única que te impulsa a continuar a contracorriente, sin el favor del viento.
Mientras, te seduce cual canto de sirena la mediocridad con la certeza de que todos se salvarán del naufragio, que pase lo que pase, seguirán vivos. En ese preciso instante dejas de ser pirata y vuelves a ser buen marino. Un capitán, en esta Aventura, no aspira a dejar niños vivos. Aspira y sueña con nuevos puertos, con marinos atrevidos, que aprendan a navegar cuando marche el capitán y su barco se haya ido.