viernes, 7 de agosto de 2009

FÁBULA DEL ENGAÑO

Entró en el callejón y amaneció de nuevo. El olor a tierra mojada trasladó a su memoria a otros tiempos maravillosos, impregnados de primaveras y puestas de sol despuntando al futuro. Nada había cambiado, sólo él y sus pasos. Ya no eran tan débiles como antaño. La esperanza era presente que brillaba en sus pupilas. La misma melodía que servía de estribillo en su camino infinito. Poco a poco fue dejando paso a todos sus sentidos. Abrió los ojos con ímpetu y las distancias le parecían insignificantes. Tocó con sus manos las hojas de las ramas de aquellos árboles que hacían las veces de castillos y fortalezas medievales en sus juegos de niño. Se mojó los labios y esbozó una sonrisa que creyó olvidada en esos campos de alfombra verde que pisaba en sueños. Supo en ese instante que hacía lo adecuado, no había engaño, era feliz, era el momento de recuperar algunos años.

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