Recuperar la magia, desempolvar los deseos que se amontonan en la esquinita del recuerdo. Abrazar con fuerza el misterio insondable de la sonrisa infinita de nuestra infancia.
"Ocho de la mañana, el pequeño balbucea unos sonidos en su propio lenguaje. Con el rabillo del ojo la madre se asegura que está despierto y se miran. Un suspiro y un buen codazo al marido, que aturdido se desespereza buscando la cara expectante de su pequeño. ¡¡Ala!! entona la madre con una gran sonrisa, ¡¡ya habrán llegado los Reyes!!! el crío da rienda suelta a su nerviosismo y se embala hacia el salón como alma que lleva el diablo. Sus padres van a la zaga, se miran sonrientes contagiados por la satisfacción de sentirse Magos de corazón. El niño entra en la sala repleta de regalos junto a los cuencos con leche para los camellos. El corazón no le cabe en el pecho y para sorpresa de los papás, con poco más de dos añitos exclama: ¡¡¡encima han traído mucho chocolate mamá, mira cuánto chocolate!!! Los "Magos" ríen a carcajadas con mirada paternal, toda la noche envolviendo cuidadosamente los presentes y su hijo se maravilla por el chocolate. ¡Cuántos regalos! El hogar se va inundando de fantasía y la felicidad se acurruca entre los latidos de la familia. "
1 comentario:
Insomnio, alegría, nerviosismo, esperanza, fantasía... una noche inolvidable. Una persona dijo que para conseguir un reino había que volverse como niños. Son ellos los que ríen, perdonan, no pierden la esperanza, se arriesgan, piden ayuda, viven en el presente, buscan un hombro en el que llorar, consuelan al que está triste. Verdaderamente nos dan leciones de vida cuando no sabemos cómo llevar el timón. Sólo hay que abrir bien los ojos y lanzarse.
Son Magos todos aquellos que se han esforzado por arrebatar a alguien una sonrisa, y merecen el título de Reyes por arriesgarse y dejar huella.
... Pero sólo pueden dejar huella aquellos que tenemos LA SUERTE DE SER DIFERENTES.
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