lunes, 1 de diciembre de 2008

DESDE QUE SUELTAS LA TIZA

Desde que sueltas la tiza, o incluso aún con las manos manchadas te cuestionas tantas cosas, tantos por qués y tantas dudas que sobran razones para ser mediocre. Resistir la tentación en días grises es un esfuerzo añadido a la tarea diaria. Las palabras se atascan, se enredan en la orilla de los conocimientos, no consiguen hacer mella en el pozo de la memoria. No existen mapas, brújulas, ni rutas de navegación seguras cuando los temporales aparecen sin previo aviso. Y la parte de pirata que se presupone debemos todos llevar dentro es la única que te impulsa a continuar a contracorriente, sin el favor del viento.
Mientras, te seduce cual canto de sirena la mediocridad con la certeza de que todos se salvarán del naufragio, que pase lo que pase, seguirán vivos. En ese preciso instante dejas de ser pirata y vuelves a ser buen marino. Un capitán, en esta Aventura, no aspira a dejar niños vivos. Aspira y sueña con nuevos puertos, con marinos atrevidos, que aprendan a navegar cuando marche el capitán y su barco se haya ido.

1 comentario:

jcarloscrz dijo...

Con los jóvenes lo más bonito es no usar reglas, ningún medidor ni receta precocinada, con los muchachos los mejor es ser como ellos y vivir como ellos, siendo piratas pero con retazos de buen marinero, que no se escape el timón y lo agarren ellos. Aunque tal y cómo está la educación, el timón lo tienen bien cogido otros...

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